2008/07/24 |

Durante los últimos días, compré cuatro álbumes nuevos:

Pionero de guerra es el último álbum del maestrazo Filio. Bueno, era el último, porque hace poquito sacó su tercer disco en vivo, desde Buenos Aires. Lo escuché el sábado, y me gustó bastante. Alejandro Filio se reafirma como un compositor increíble, con una capacidad impresionante para mezclar poesía con música y generar canciones con lo que Alberto Cortez llama «buen gusto».

¿Quién dijo yo? es el álbum más reciente del genial Jaime Ades. Lo escuché el sábado y debo decir que es un excelente trabajo. La evolución que ha tenido hacia una música más elaborada, con más instrumentos (sobre todo metales), no ha impedido que la letra siga siendo impactante. Hace como dos meses leí sobre el lanzamiento de este álbum, pero se me olvidó y lo compré por pura casualidad: lo ví a la hora de pagar el de Alejandro Filio. Feliz casualidad.

Yo nunca había escuchado a Monocordio, grupo en el que participa Fernando Rivera Calderón. También fue obra de la casualidad que lo comprara. Ví la portada a lo lejos y me llamó la atención. Estaba en uno de esos kioscos con audífonos y lo puse. Me agradó bastante lo que oí y lo compré. Cuando el fin de semana lo escuché atentamente, confirmé que fue una buena adquisición.

Cordavento merece una entrada aparte.

Bueno, no. Llevaba un buen rato queriendo conseguir este álbum. Lo ví en varios lugares, pero nunca lo compré. “Después”, solía decir mi poco sabia boca. Total que, cuando decidí comprar Pionero de guerra, también fui en busca de este disco. Y no lo encontré. Recorrí dos Péndulos (Condesa y Zona Rosa), un Sótano (Bellas Artes), dos Gandhis (Bellas Artes y Madero), tres Mixups (Bolívar, Plaza Lindavista y Parque Lindavista; y sí, venden discos de Cordavento en Mixup) y otro Péndulo (Perisur), y no lo encontré. En algunos lugares solamente encontré Dos, el primer disco de Cordavento. Porque su primer álbum se llama Dos, y el segundo se llama como el grupo, práctica relativamente común para nombrar al primero. Pero desvarío. Decía que recorrí nueve tiendas y no tuve suerte. Y la verdad se me hizo muy raro que tuvieran el primer disco pero no el segundo. Y entonces uno de estos días desperté como a las tres de la mañana, acordándome que existe algo llamado «la Web», y prendí mi computadora, y me metí a los sitios de los establecimientos arriba mencionados, y confirmé que no lo vendían en lugar alguno. Excepto en El Sótano. ¿En cuál? No lo supe, porque el bendito sitio de la librería no te cuenta dónde. Epifanía: debe estar en la sucursal de M.A. de Quevedo. Fue una corazonada. Y el pasado lunes me lanzé sin chistar, y lo encontré. Diez tiendas después, tuve mi copia del álbum. Lo escuché el martes, y me gustó. Cien por ciento Cordavento: una mezcla padrísima de ritmos, muy buenas letras y al final un reggae bastante recomendable.

¿Conclusión? Los cuatro álbumes valen bastante la pena.