2008/10/08 |

En estos días compré dos discos que ya tiene mucho tiempo que quería.

El primero es La verdad, de Alejandro Filio. Es un álbum muy bueno, con canciones muy bien hechas. De hecho, de éste album son originarios muchos de los temas de Un secreto a voces (el primer disco de Filio que compré), donde hace duetos con grandes nombres como Silvio Rodríguez, Vicente Feliú, Pedro Guerra y Luis Eduardo Aute, y en el que (supongo) incluyó sus mejores obras (hasta ese momento). Ya cada vez me faltan menos álbumes de él.

El segundo es Crónicas de Bruno del Breñal, de Fernando Delgadillo. Se trata del segundo álbum de este increíble cantor, producido por allá de 1994. Es el único disco de Delgadillo que me faltaba. Es una obra diferente (bueno, tratándose de él creo que debería decir más diferente): sólo cuatro de los catorce temas son canciones, y los demás son relatos. La idea del álbum (tanto los temas como el arte del disco) se centran en la idea de los trovadores originales: esos de la Edad Media viajando de pueblo en pueblo contando historias a todo aquel que quisiera escucharlas. La letra y música de las canciones, y el acompañamiento y tono de voz en los relatos, tratan de emular aquellas prácticas. Es un trabajo raro, en el mejor sentido de la palabra.